Apenas sé decir de la blancura,
con sílaba de luz
no puedo hacer poemas.
La metáfora negra, su color
azulado del día y el arcoiris,
apagaron la furia.
Amplia la habitación donde no muero,
dulce el adjetivo, clara la imagen
del duelo que he perdido en las esquinas,
dolor de abrir la palma de una mano,
o la lengua dormida en el infierno.
No sé decir de la hora mansa
que inmóvil balancea la noche silenciosa.
Este tren se detiene cada día,
y yo soy la viajera
en un vagón de lujo.