Caen las aves que supieron encontrar bajo la lluvia
el punto de anclaje,
la hoja en blanco donde se esconde ese sueño infantil
tan repetido:
una lluvia de versos en la noche hasta la estrofa perfecta.
No quiero que caigan,
y se deslizan por el antebrazo de la duda
hasta fundar en la llanura del mar un navío.
Los animales rescatados del diluvio regresan,
Noé de las palabras,
y se van recostando.
Cada uno ocupa el lugar del silencio.
No quiero que caigan,
y se acumulan palabras como bestias,
hembra y macho,
y el papel es ahora el vientre.
El poema embrión fecundado por la loba
inicia su partición en alta mar
a punto de ser levada el ancla.
a punto de ser levada el ancla.
Y yo,
con mis manos manchadas de tinta,
no puedo detenerlo.
¡Me he emocionado al leer tu poema! Mil gracias.
ResponderEliminarNunca detengas un poema ...
ResponderEliminarGracias, María.Un beso.
Querida María:
ResponderEliminarFelicidades, que manera más bella de nombrar el origen (Noé de las palabras). Es una auténtica creación y recreación este poema.
Un abrazo muy fuerte.
Como verás sigo enganchada a tus poemas, bellisimo...
ResponderEliminarUn abrazo Pilar.
Ni falta que hace que detengas la partición de ese embrión... ¡Que no me entere yo! ¿eh?.
ResponderEliminarPor lo demás, en ese nuevo océano, escribe sin miramiento.
Un beso.
"Caen las aves que supieron encontrar bajo la lluvia ..."
ResponderEliminar"el sueño infantil" ...
no caerán, tus manos las sostienen.
quizá las aves en la última estrófa cambian de manera un poco abrupta la dirección del viento del poema
no caeran ...
besos POETA! Chiky
¡¡Qué maravillosos encuentros tiene la vida!! Elda, Torremozas, Escritores en la Red... Sin duda el mundo el mundo es un pañuelo, y la vida no siempre un valle de lágrimas. Felicidades por tu premio, paisana.
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