Y qué si hoy puedo decir he amado
este cielo incorruptible
con una nube que no teme
ni el viento
ni la luz.
Y qué si no tengo miedo al presente
de escarcha,
dolorido,
país donde esculpir deseo,
donde escupir la ira.
Y qué si todavía guardo una esperanza
en la almohada de mis sueños,
un revólver cargado,
un cóctel molotov con tu risa.
Y qué. No pierdas nunca el cótel molotov de tu sonrisa, María. Esa sí que desarma todos los revólveres.
ResponderEliminarPrecioso poema. Un beso.
Gracias... Un beso.
ResponderEliminarY que gusto de poema, alegre y de esperanza, María.
ResponderEliminarMe ha encantado, se muere de expresivo.
Un beso.
La mejor de las resistencias. Con sonrisa y poesía.
ResponderEliminarBesos.
Este no lo conocía. Te parecerá una tontería pero tu sello es el verso "ni la luz". Ahí estás tú, a tope.
ResponderEliminarUn beso
Gracias Ana, siempre eres la primera y es un honor para mí.
ResponderEliminarGraciela, a ver cuando los compartimos de viva voz, que lo echo de menos.
Nines, ya sabes que a mí me ha tocado la esperanza, no lo puedo evitar. Gracias por estar al otro lado.
Gracias Paloma, la verdad es que a mí no me va dar palos si no son con risa y poesía.
Luismi, compañero, lo escribí ayer mismo, calentito, y la luz no me abandona, afortunadamente. Gracias poeta.
Un abrazo