No me cabe más luz,
el membrillo de mi tía,
o los árboles blancos de febrero.
El aforo hasta arriba de plumas:
un pájaro quiere escapar,
yo no respiro.
Esta última gota colma el espacio,
el alfiler se ahoga,
y la alegría, a borbotones,
risa del miedo
trepando por un lateral.
Metáfora de la plenitud con agujeros.
Relleno los huecos con la masa de croquetas
que me hacía mi madre.
Qué bello es vivir y retratar. Tienes una capacidad descriptiva de lo invisible que siempre me atrapa, una voz propia concisa y virada.
ResponderEliminarTengo la suerte de escucharte en directo, y así cuando te leo lleno con tu voz imaginada todos los huecos.
Un abrazo
Qué grata sorpresa ver tu poesía de nuevo ocupa el lugar que le corresponde en el blog. Con o sin huecos por rellenar, todo sabe mejor leyéndote.
ResponderEliminarUn abrazo mi niña
Por suerte nada es pleno, Maria, porque si no lo la felicidad, tampoco lo es la tristeza, el miedo, la soledad...siempre hay huecos, resquicios que debemos rellenar con risas, afectos o recuerdos.
ResponderEliminarBesos y abrazos, estos, sin agujeros.
Esa plenitud de árboles blancos, de plumas y alegría a borbotones, resulta contagiosa, Maria.
ResponderEliminarY ese miedo de futuro que nos colma, siempre, siempre, se podrá tapar con la masa de croquetas de tu madre.
Una belleza... y un beso.
Las cosas sencillas de la vida, esas que no hace falta atesorar bajo llave, sino que vuelan libres, son las más importantes. Yo también tapo huecos con la masa de las croquetas de mi madre.
ResponderEliminarVenía a decirte que tienes un premio en mi blog, no sé si te gustarán estas cosas, pero sigo tu blog y quería compartirlo contigo. Te invito a que pases a recogerlo.
Dímelo en verso
http://dimeloenverso.blogspot.com/
Saludos cordiales
Gracias, gracias, gracias (Manuel, Rosa, Nelken, Mari Carmen) por vuestro apoyo siempre.
ResponderEliminarY Rosg. me sorprende eso que me dices... Me pasaré a ver de qué se trata.
Versos y besos para todos.
María