DIVERTIMENTO
Hay tanta destrucción por este lado
como en los filmes americanos engendrados por Hollywood.
Las metrallas son tus besos a distancia
asediando al objeto de tu invasión oriunda.
Transporte de maleficios por un cielo señalizado
de pasos de peatón.
Y la carroña de granjeros al calor de plumas rojas
que se ocultan tras las rocosas montañas.
Y Charles Chaplin que está invitado a mi fiesta de disfraces
trajinado de damas de labios rojos y bellas piernas.
¡Alto! ¡Truhán de una Francia dieciochesca!
Luis XIV renueva el baile en el salón
del gran Führer
que se rasca la-na-riz-co-lo-ra-da.
A mí su bigote me recuerda que no viniste
al gran Congreso de trovadores en paro
¡Dejadme salir…!
¿Quién escondió las llaves del infierno
en el fondo del mar de Matarile?
Charles Chaplin y un piel roja bailan de la mano.
¡Maldición!
Olvidé mi lápiz
en el bolsillo de tu pantalón roto
y no puedo decirte al oído que Charlot ha venido
en mangas de camisa y zapatillas nike
a tocar un rock-and-roll en
la fiesta de disfraces.
Los nazis golpean a la puerta con amargura
mientras confiesan que escondieron la llave
en los sótanos del castillo de Luis XIV.
–¿Qué hace Hitler encima de mi tejado?
Dice Charles:
– “Sólo los violinistas subirán al tejado
como es de costumbre.”
Y vuelven a llamar a la puerta.
Dos veces. Dos veces. Dos veces.
Será el cartero que siempre llama seis veces
antes de tirar la puerta abajo y besarme.
Ahora los Pieles Rojas se aburren en la fiesta
aunque hay refrescos y sorpresas
y mujeres que bailan can-can.
Y me pregunto dónde estarán Charlot y Hitler.
Bailando, aunque no juntos, tras las rocosas montañosas
de Hollywod.
Pero me equivoqué de fiesta.
Y una flecha manchada de carmín me asustó
cuando salía de puntillas de este mismo infierno.
(El sentido de este viaje, Editorial Aguaclara)
Ese decadente Jhon Wayne que pintas puede transportar a cualquiera hasta esos 20 años en que lo escribiste.
ResponderEliminarNada es igual, es cierto. Pero, no se, querida María, posiblemente sea mejor así, ¿no crees?.
Un beso.