"Todo se reduce a la esperanza" Daisaku Ikeda

sábado, febrero 26, 2011

Un poema de cuando tenía 20 años


DIVERTIMENTO



Hay tanta destrucción por este lado

como en los filmes americanos engendrados por Hollywood.

Las metrallas son tus besos a distancia

asediando al objeto de tu invasión oriunda.


Transporte de maleficios por un cielo señalizado

de pasos de peatón.


Y la carroña de granjeros al calor de plumas rojas

que se ocultan tras las rocosas montañas.

Y Charles Chaplin que está invitado a mi fiesta de disfraces

trajinado de damas de labios rojos y bellas piernas.


¡Alto! ¡Truhán de una Francia dieciochesca!

Luis XIV renueva el baile en el salón

del gran Führer

que se rasca la-na-riz-co-lo-ra-da.


A mí su bigote me recuerda que no viniste

al gran Congreso de trovadores en paro

¡Dejadme salir…!

¿Quién escondió las llaves del infierno

en el fondo del mar de Matarile?


Charles Chaplin y un piel roja bailan de la mano.


¡Maldición!


Olvidé mi lápiz

en el bolsillo de tu pantalón roto

y no puedo decirte al oído que Charlot ha venido

en mangas de camisa y zapatillas nike

a tocar un rock-and-roll en

la fiesta de disfraces.


Los nazis golpean a la puerta con amargura

mientras confiesan que escondieron la llave

en los sótanos del castillo de Luis XIV.

–¿Qué hace Hitler encima de mi tejado?

Dice Charles:

– “Sólo los violinistas subirán al tejado

como es de costumbre.”

Y vuelven a llamar a la puerta.


Dos veces. Dos veces. Dos veces.


Será el cartero que siempre llama seis veces

antes de tirar la puerta abajo y besarme.


Ahora los Pieles Rojas se aburren en la fiesta

aunque hay refrescos y sorpresas

y mujeres que bailan can-can.


Y me pregunto dónde estarán Charlot y Hitler.

Bailando, aunque no juntos, tras las rocosas montañosas

de Hollywod.


Pero me equivoqué de fiesta.

Y una flecha manchada de carmín me asustó

cuando salía de puntillas de este mismo infierno.



(El sentido de este viaje, Editorial Aguaclara)

1 comentario:

  1. Ese decadente Jhon Wayne que pintas puede transportar a cualquiera hasta esos 20 años en que lo escribiste.

    Nada es igual, es cierto. Pero, no se, querida María, posiblemente sea mejor así, ¿no crees?.

    Un beso.

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