ÍTACA
“Cuando emprendas tu viaje a Ítaca”,
oscuros como están los horizontes,
asegúrate de la luz.
Da instrucciones precisas a aquellos marineros
que decidan viajar contigo.
No haya nostalgia
enredada en sus ojos.
No haya ningún arrepentimiento.
Trabajad duro porque el tiempo
no da tregua
y llegará la luna con su anuncio de muerte:
habrá que derribarla.
Golpead si hace falta la madera podrida
hasta que se desprenda y caiga,
sin miedo a quedaros con mitad de la nave,
pues sabe el destino que solo gana
quien es capaz de levantarse solo.
Cuando creáis ver Ítaca no cantéis victoria
pues el mal es muy hábil
y querrá confudiros
con orillas de espuma.
Esperad entonces a pisar la tierra
y abrazad a quien os ama sin engaño.
Una vez arribado a destino
no olvidéis jamás el camino de vuelta.
Me gusta Kavafis, me gustas tú.
ResponderEliminarEs estupendo, Maria. Como una continuación del de Kavafis.
ResponderEliminarUn beso más para tu colección.
Gran poema, final impresionante, un privilegio María.
ResponderEliminarPrecioso... Ha quedado precioso compañera, como todo lo que pasa por tu mano y tu forma de sentir.
ResponderEliminar¡Enhorabuena! por ser tan buena poeta, por el Carmen Conde, por este poema y gracias por compartirlo.
Un abrazo con todo mi cariño en aumento
Eres una maravillosa viajera de la palabra...y tu viaje poético es precioso. Como este poema. Como tantas cosas tuyas, María. Afortunadamente, a veces, la vida nos compensa y el reconocimiento no es solo personal. Ese Carmen Conde te lo mereces y no sabes como me alegra. Pero el mayor premio es que tengas conciencia de que tus palabras forman tu identidad, acompañan tu transcurso y el nuestro, y nos llevan más allá de nosotros mismos cuando las leemos. Un abrazo y todo mi cariño también.
ResponderEliminarQuerida María: Llegar a Ítaca y no olvidar el camino de vuelta...Un mensaje magistral. Un beso anclado a mitad de camino...
ResponderEliminarQueridos amigos,
ResponderEliminargracias por vuestras palabras. Lo que más me emociona de todo esto no es tanto el hecho poético, que también, sobre todo es saber que estoy rodeada de buenos amigos, y ese es el mejor tesoro, el más importante de los premios.
Estoy feliz porque parte de este libro os lo debo a vosotros, a Poesía en Sidecar, a Escritores en red, a Netwriters, a Enrique y su taller, a este blog y a sus seguidores, a Odisea que me impulsa a escribir este poema...
Gracias, y nos vemos muy pronto
María
Precioso, María. Como siempre.
ResponderEliminarEnhorabuena por tu premio, espero dártela personalmente.
Un abrazo, grande, grande..
Me rindo ante María, como lo hiciera ante Kavafis hace ya mil años.
ResponderEliminarAunque soy más partidario de olvidar el camino de regreso.
Ah!, y cuidado, que Ulises era de los que salen a por tabaco y nunca se sabe cuando regresan!.
Felcidades por tu Carmen. Un beso.
Enhorabuena por el premio Carmen Conde, María.
ResponderEliminarMe alegro mucho.
Un beso.
Hoy es jueves 24. En este momento, querida María, quizás estés recitando este poema...Quién sabe, lo que si sé es que lo estás haciendo para mí.
ResponderEliminarUnos versos llenos de conocimiento y clarividencia. La vida no es una senda de rosas, ni mucho menos. Hay que buscar luz, elegir muy buen los compañeros de viaje...Me ha gustado mucho.
Y como no podía ser de otro modo, el aplauso final.
Plas, plas, plas...
Besos y un fuerte abrazo.
¡¡¡Felicidades por tu premio, María!!!
ResponderEliminarTe lo mereces más que nadie.
Besazo
Un poema clásicamente contemporáneo de múltiples lecturas y hermosa facción: un hermosísimo poema que me ha impresionado a la primera lectura y me ha fascinado tras la última. Eres una gran poeta, María, y lo demuestras habiendo sabido construir este canto repleto de sabios consejos al igual que superion construirlos Homero, en su tiempo, y su inmenso sucesor, Kavafis. Aunque no uso sombrero, me lo quito virtualnemte, reverente, ante ti
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